Matarme a mí es matarte a vos…..
- ¡Dejá de gritarme de una vez! No me gustan los gritos. Los gritos no dejan lugar a escuchar la lluvia.
- ¿Vas a bajarte de tu cápsula de algodón? Si estás pensando en algo así, realmente no me interesa saberlo…
Frente a semejante respuesta, ¿quien puede seguir?...
Música….silencio, voz rasgante….cortante, dolorosa….al borde de la desesperación…el mayor sentimiento de soledad, no escuchado. Solía ser un pequeño niño, y matarme a mí, es como matarte a vos, ¿no lo estás entendiendo?
Dejame sonreir, dejame soñar…dejame…no te olvides que soy tu hijo, y todo lo que hagas conmigo, es lo que querías acordarte que …no dejes que siga. No hay necesidad. Todo lo que digo ya lo estás pensando, antes de que salga de mis labios. Tus elecciones, son mi presente, matarme a vos, es matarme a mí.
Silencio….
Por fin lo entendió. Nadie tenía que decirlo, porque desde siempre lo supo, no podía frenar el impulso. Gestándose, toda la historia, ¿quién puede frenarla? Cuando no hay capa de filtro, todo pasa directo, desde ese viaje en que sube al colectivo, hasta el momento de tocar timbre. Pero cuando toca el timbre, se terminó tu viaje.
- Quiero tener mis propias palabras. Solo por tenerte cerca, pude darme cuenta. Tu infinita inocencia, levanta el velo. Todos los tréboles son de tres hojas. Pero esperamos ver, todo el tiempo, el que tenga cuatro. Es la excepción, es lo que falta, es la mitad del vaso, más que vacía.
Titilan las estrellas, en su noche de las revelaciones. Todas las noches revelan algo. Aunque más no sea ¡un acorde de guitarra electrificada!