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viernes, 13 de agosto de 2010

Cuando voy, o cuando me quedo

Es tan fácil perderse,
y tan difícil encontrarse.
Puede llevar toda una vida.
Puede no suceder nunca.
Es fácil también esperar, solamente esperar, a que salga el sol.

La luz es tan tenue a veces, que no puedo verla.
Es como un pequeño puntito de esos que se ven cuando estamos en un cuarto oscuro, pero con una puerta. Detrás de esa puerta hay algo más y la luz está encendida.
La luz es a veces tan chiquita como ese puntito que se vé del otro lado, gracias a la cerradura, gracias a que haya algo más esperándome detrás.

Tendría que limpiar el ojo de la cerradura, para ver mejor que hay detrás.
O mucho mejor, tendría que abrir la puerta.

A veces puedo, otras no.
Siempre lo intento, eso me colma.

jueves, 12 de agosto de 2010

Es el silencio

Pero la música suena.

El silencio llamó a mi puerta.
Me dijo que me llame a silencio.
El silencio me dijo que todas las palabras sobran.
- Si no te animás a decir las cosas, es mejor que no digas nada – sentenció.

El viento polar sacude la ventana,
la persiana cruje y se estremece.

Esto sería algo así como una noche diabólica, el silencio se torna siniestro.
Pero la música suena.

Baile de disfraces

Todas mis decisiones juntas, desordenadas, revoloteadas, inquietas, rebeldes y danzantes.
Mezcladas. MUY.

Se me pasó el día, alegre y glamorosa. Pero hoy SÍ con el alma y el espíritu de negro.
Negra de luto, para hacerle un poco el aguante a mi agujero candente.

Necesidad urgente de convencerme acerca del beneficio de velar viejas e inútiles costumbres (y por ende también a sus representantes, que prefieren una y otra vez hacer daño y luego pedir perdón, antes que evitar el daño de entrada...cosa que puedo aceptar o perdonar, pero jamás lo entenderé).

Cuestión que de ponto me llegó la tarde, y me entusiasma estar habilitada a un nuevo cambio: puedo estar verde, pero siempre en un proceso, en movimiento, en este caso, de maduración.

De noche, y para no abusar de su hospitalidad, primero me aíslo. Desaparezco y me esfumo. Posiblemente me encuentren perdida primero, sin gesto y deambulando apenas con la mirada.
Es nuestro ritual, sólo que dejamos pasar un tiempo hasta nuestro encuentro, nos hacemos desear, hasta que la noche se digna a buscarme. Y ya respiro tranquila, sé que jamás se olvida de mí.
No tiene que esforzarse en la búsqueda, yo también la estoy esperando, ansiosa. Estimo que gusta mi compañía. Y que soy de las pocas que la acompañan, de principio a fin.
Tenemos códigos.
Y esta noche me encontró pura, fría y espumosa como el aire de mar.

Así es que esta noche, y solo por vos, imito el sonido de las gotas de lluvia.
Quizás eso te ayude a olvidar tus prejuicios, y te permitas el hipnotismo de mi mirada, finalmente atreverte a mirarme, sin ninguna las numerosas caretas.
Mirarme, teneme frente a tu cara, y si lo soportás, por fin vas a descubrir esa sorpresa que mis ojos tienen para regalarte.
De la nada me invade la sociabilidad, la interacción, la buena vibra, el intercambio.
Quien se me cruce a lo largo de toda la vida, haré lo imposible porque siempre se lleven algo bueno y si creo lo sabrá valorar tendrás lo mejor de mí.

Mi mayor deseo es hacer la diferencia, siendo generosa, generando buenas emociones, revirtiendo experiencias tristes o negativas, generando un halo de buena energía a mi alrededor, en mi vida personal, en el trabajo, o donde sea, lograr emanar una energía que nos una y con la que todos nos sintamos felices, ayudando a otros, a todos los posibles, teniendo códigos de amistad y amor incorrompibles.

Quizás también a vos pueda servirte mucho todo lo que tengo para ofrecer.
Quizás mi papel haya sido caer en medio de tu vida,
por supuesto a puro golpe y sin paracaídas.
Pero sólo para enseñarte otra cosa,
diferente a todo lo que representan hoy tus costumbres hasta ahora.
Lo opuesto a lo carnal,
lo único que en este momento nos une.

Si llega a ser así, por favor abrime una rendija de ese corazón endurecido y dormido.
Dejame acercarme, confiá en mi, nunca lastimaría adrede.

Y habiendo confesado mi mayor deseo, ahora toca confesar mi mayor debilidad:
no tener capacidad para decir no, bailo a tu ritmo y no puedo parar.

Creo que conocí (aunque no las comparta y no las entienda) las reglas de este extraño juego:
llevo un disfraz de porcelana, impenetrable, yo llevo en mi disfraz todos los disfraces.

Con este disfraz soy la dueña del universo.
Soy capaz de emprender lo imposible.
Soy capaz de cruzar el Océano Atlántico mirando a la luna.
O podría mirar la misma estrella toda la noche, toda la vida.

martes, 10 de agosto de 2010

Mucho más que dos

Tu suspiro profundo
de luz
precedió al negro.
Tu goce completo, por ahora,
me alcanza.

Mi mano se desliza, por sobre tu hoja en blanco, tersa, de tercio
pelo.
En blanco estaremos, también, mañana.

El alba
nos bifurca al azul
nos acerca.
Mi sombra te engorda,
mi mirada te colma,
tu mirada es transparente.
Yo la penetro, también con mi sombra

Mañana estaremos todos,
cuando la primera estrella titile
por segunda vez.