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jueves, 16 de octubre de 2008

Asuntos pendientes, tenemos todos

Asuntos pendientes tenemos todos. Empezamos a recorrer mentalmente el día, la semana, el mes pasado, el año, ¡los años! Tantos años. Y podemos encontrarnos con tantos, tantos asuntos pendientes.

Los asuntos pendientes se van acumulando con los años. Un chico, si tiene pequeños asuntos pendientes, se olvida, y si tiene grandes asuntos pendientes, simplemente no se da cuenta que son tales. Un grande…yo soy grande.


¿Qué es ser grande? Tenés gran tamaño, o tenés gran edad, o tenés grandes cualidades, o sos un gran idiota. Todo eso puede significar ser grande. Y entonces yo puedo ser grande, en cualquiera de sus tantas acepciones.

¡Soy un gran carozo! Esto es lo mejor que puede decirse. Nadie sabe lo qué significa, o puede imaginarse que significa muchas cosas, pero será otro asunto pendiente.

Nadie puede descifrar mi pensamiento de carozo, de aceituna, de ciruela asquerosa, de durazno en un trago con ron, eso sí, sin carozo. Ron también con coca, y hacemos que Cuba sea libre, aunque de libre no tenga nada. Perdón si alguien disiente conmigo, pero el cuba libre es más libre que Cuba.

Todo esto puede pensarse al caminar solo 100 metros. Yo a él pude leerle la mirada, en esos 100 mágicos metros que caminamos juntos. No quise seguir leyendo su pensamiento, porque podía volverme loca, pero me causó intriga….en qué seguiría pensando? ¿Seguiría siendo un carozo? ¿O ya estaría en el estado de larva de mariposa?

Me estoy confundiendo, porque eso lo pienso yo. Voy pisando baldosa a baldosa, revoltosa y tan perdida. Voy tan cansada, voy tan llena, y voy tan vacía. Avanzo viendo las caras de todos, avanzo viendo cada una de esas perdidas miradas, buscando violentamente un punto donde fijarse, para no tener que fijarse en la nada, que tanto espanto produce.

Pánico al vacío, pánico a sumar un asunto pendiente más, a los que ya venían dando vueltas, pánico a tener que sobrellevar la ausencia de pánico.

La paz.