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lunes, 7 de noviembre de 2011

Soy

Soy lo que existe.
Soy lo que buscaste.
Soy lo que te aterra, pero te encuentra.
Soy lo que no te animás.
Soy lo que te quita todo coraje.
Soy lo que dice algo, exactamente lo que no esperabas escuchar.
Soy tu verdad, la que elegiste ignorar.
Soy lo que te dio miedo, y no quisiste enfrentar.

Soy tu pasado, que hoy deja de buscarte.
Soy lo que te perdiste vivir, cuando perdiste todas tus agallas.
Soy tu giro a la izquierda, aunque siempre seguiste derecho.

Soy el tiempo que elegiste perder,
y la felicidad que dejaste pudrirse.

Soy el sueño que algún día soñaste,
pero también soy el sueño que otro día abandonaste.

Soy nada.
Soy sólo yo, aquello que algún día olvidaste.

Soy siempre algo, aunque mañana sea otra cosa.

Tiempo de...

Tiempo de moverse?
Y hacia dónde?
Tiempo de destruirse? hasta qué profundidad?

Solo tiempo, para algo.
Para renacer, quizás.
Tiempo para esperar, para ver cómo soy en el tiempo.

Tiempo de sentirme más fuerte sin vos, sin tu carga.
También tiempo de sentir el vacío, pero sin engaños inútiles.

Tiempo de yo.
Tiempo donde la soledad se hace completamente evidente, y corroe.
Tiempo de olvidar a vivir con dolor.
Y también tiempo de levantarme, porque todavía puedo.

Esta vez es única, este tiempo es sólo ahora, hoy.
Este collage sin rastros del tiempo es mi realidad.
Esta noche es otra y vive aún contra el tiempo.
Pero ya no lucha.

Tiempo de caminar hacia donde pueda, y aunque resulte imposible seguir sin mirar atrás.
Tiempo del tiempo.
Pero no puedo esperar todos los tiempos. El tiempo inmóvil me genera angustia.

En este silla, en aquella plaza, y en todas mis noches: me levanto y camino, porque soy el tiempo que se mueve, soy la energía que se desplaza, soy las palabras que se tornan actos, la sinceridad sin tiempo.

Ataque inesperado

Te había olvidado.
Ingenua hasta la idiotez, había creído que ya no formarías nunca más parte de mi vida.

Así fue que un día, debo de haber bajado la guardia. Me despojé.
Te abrí mi alma sin reparos, solo porque me había olvidado tu existencia, y tu única verdad:
apenas si podés camuflarte desprolija, mentira asesina, siempre seguirás siendo igual (o más) maligna.
Desde el preciso momento que alguien te hace nacer, y te usa....
Nunca elegís tu destino, quizás por eso seas tan resentida. Con sólo hacerte nacer te otorgan toda la fuerza.
Siempre lista para gozar, ése, tu mejor momento, el de tu uso.

No puedo culparte...nadie puede hacer caso omiso de su esencia.

Así fue que, más allá de toda ingenua creencia, me hincaste los dientes en el corazón.
Sin haberte esterilizado, me envenenaste, me derrumbaste sin piedad, ausencia tras ausencia, una enorme e inútil pila de sueños.

Mucho tiempo después, por fin te enfrento:
sí, me destrozaste, sí, me cagaste los sueños, sí, dejé que ganaras, pero sólo ésta batalla.

Supongo que ahora debés estar por acá nomás, relojeando mi nuca.
Fuiste toda mentira que esperaba, y un poquito más.
Fuiste tanta mentira como yo.
Sin embargo, hoy diste un paso en falso: abusaste de tu poder,
y te volviste demasiado sorda, ciega,
y entonces demasiado muerta..
Morite....mentira...

Pues bien, creo que ya estamos a mano, te diluyo en un cielo negro sin estrellas
regalo tu presencia al vacío.
Aunque seamos iguales en algo nos oponemos: nunca disfrutaré tu dolor, nunca gozaré tu derrumbe.
Llegó el momento en que puedo mirarte a los ojos y clavarte este puñal
por puro gusto
(no puede matarse a algo que ya está muerto).

Pregunta

Decido mi silencio.
Decido solo escuchar, recibir.
Pero termino escuchando más silencio.

Y entonces me pregunto: ¿porqué no tienen nada para decir los que viven cómodamente en el silencio?

Sin dejar rastros

Hoy abrí todas mis heridas.
Hoy volví a sufrir por cada uno de mis dolores.
Hoy quise destruirme por completo, para comprobar que todavía se podía sentir más dolor.
Hoy decidí dejar de soñar, para sentirme muerta.
Hoy apoyé todo mi peso sobre la tierra seca, para sentir la muerte de alguien más.
Así y todo, no logré morir, ni tampoco cerrar alguna de las heridas abiertas. Apenas pude ver cómo continuaban sangrando.
Y creo que tampoco morí, porque aún sigo sintiendo mucho dolor.

Hoy no tengo ganas de cerrar los ojos, porque no tengo ganas de vivir de un sueño.

Hoy me siento muy sola, y quisiera aprovecharlo.
Hoy quisiera deformarme por completo, y así también olvidarme por completo.
Hoy sólo quiero desaparecer, sin dejar rastros.