Tan pequeña en este mundo, que no importa nada de lo que diga o piense.
Apenas si ocupo espacio en la infinidad del universo.
Y mientras me hamaco, como un capullo cobijado, contemplando el poco espacio que ocupo en semejante inmensidad.
Voy, y vengo,
voy y vuelvo,
vengo,
y siempre vuelvo.
Del polvo venimos y al polvo vamos, dicen las buenas (¿malas?) lenguas.
Y al final de cuentas, solo importo para este pequeño submundo que me rodea.
Esta inmensidad de amor, este sin fin de pensamientos, en este pequeño gran mundo,
el único del que soy parte.
Seguirá girando el resto, de una u otra manera.
Hasta que algo pase y el destino me diga: acá se termina tu vuelta.
Ahora sí, el resto seguro seguirá girando. Yendo, y volviendo.
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