Es una selva, una chispa.
A veces prendida
pero muerta de luz
diciendo que no, esta llama quiero?
Brilla todavía muy poco
es que está enredada a una recontra verde liana.
Si me ahorcás, te escupo. Lo mínimo.
Y lo máximo dejarme caer de espaldas, rompiendo algunas nuevas viejas baldosas.
Dos orillas enfrentadas. Un puente que se puede levantar, y pasarían las canoas.
Pero no se levanta.
El pescador avisó: mañana se cierra el puente. Pretender tener la vía libre siempre es de pacatos, o conformistas.
Yo sigo de este lado, de un lado.
Y sé que la tortura está del otro.
Y como sé que no se puede estar en las dos orillas al mismo tiempo (pero sé que a la tortura, o pacatería, o hasta conformismos, los quiero lejos) sopleteo esta tortura.
Lejos de mi cuello
lejos de mí ahora.
Esta mariposa amarilla me susurra, me sopla vida a la oreja.
Mañana cruzo el puente
mañana anclo en mi orilla.
Hoy dormiré en paz.
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