No hay traición, donde no hay acuerdos.
Pero igual fallaste.
Por eso ahora soportarás, estoicamente, el peso de mi revancha.
El sabor inmundo de lamer una moneda sucia y manoseadea,
el sonido del silencio,
la ausencia de lo auténtico.
¿Dónde quedó el sueño?
Siento tanto que hayas tenido que cosechar esta maleza,
pero será inevitable que sangres cuando quieras arrancarla.
Lamento decirte que la maleza vuelve a crecer.
Soy tu yuyo.
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